La ciudad es una entidad dual, con fines del hábitat humano y la producción, compuesta por dos dimensiones indivisibles: por un lado, aquella urbe intangible donde residen las relaciones sociales, económicas, religiosas y culturales; y por otro lado aquella ciudad tangible representada por la materialidad urbana: las calles, las avenidas, y el espacio público que concatena a la arquitectura, dando forma y cuerpo al espacio comunitario.
Para David Harvey, geógrafo urbanista inglés (1935-  ), la ciudad es la expresión tangible de los procesos sociales, lo que se traduce en que la materialidad de las ciudades es representativa de la sinergia social de cada comunidad, dando asà formas particulares e identidad propia a cada urbe o población del planeta; entendiéndose con esto que los procesos sociales (la polÃtica, la economÃa, la religión, la cultura) y las decisiones que se toman desde estos ámbitos, generan aquella ciudad visible y habitable, y otras veces la ciudad oculta y poco habitable, la no-ciudad.
Inversamente proporcional es la influencia de la ciudad fÃsica en el desarrollo social de una comunidad, en donde la calidad del espacio incide de manera directa en las formas de vida de sus habitantes, de tal manera que esta simbiosis es sinónimo de cuerpo y espÃritu en una permanente tensión que gesta la evolución urbana.
Históricamente existen casos notables en los que el desarrollo social, cientÃfico, tecnológico, etc. ha modificado la forma fÃsica y el estilo de vida de las ciudades, ejemplo de ello es Inglaterra con la revolución sanitaria que experimento durante los siglos XVII, y XIX, en respuesta a la crisis de salud publica a causa de epidemias mortales como la peste bubónica, en la que la infección bacteriana masificada, extermino a mas de una quinta parte de la población de Londres, y decesos hasta en un 75? los habitantes de otras ciudades (Eyam, Derbyshare, England).
Tras la epidemia, y posterior al gran incendio de Londres (1666), la ciudad fue reconstruida incorporando nuevos lineamientos urbanos y de sanidad pública bajo los planes del cientÃfico-arquitecto Sir Christopher Wern, (1623-1723), introduciendo vialidades mas amplias a la traza medieval, reduciendo el hacinamiento poblacional, y la introducción de un básico sistema de alcantarillado nuevo hasta entonces. Dicha evolución urbana se extenderÃa hasta mediados de 1800´s con el uso de nuevos conceptos desarrollados por cientÃficos preocupados por la salud publica (movimiento Higienista), en los que destacan el mejoramiento del sistema de alcantarillado sanitario, la introducción del sistema de agua corriente, y la iluminación de rúas, esto mediante la promulgación de nuevas polÃticas públicas, cambiando asà la fisionomÃa y el funcionamiento ciudad-habitante.
Por otro lado, la ciudad luz: ParÃs en Francia, donde podemos observar los trabajos de renovación urbana realizados por el Barón Georges-Eugène Haussmann (ParÃs, 1809-1891), quien bajo el mandato de Napoleón III, transforma la identidad medieval de la ciudad en la urbe mas moderna de su momento histórico; obedeciendo a distintas causas como la problemática del trafico, la movilidad, la salud pública, y el control militar del espacio urbano.
El plan para el renovado ParÃs, implico la inclusión de una red de amplios bulevares no vistos antes, interviniendo en gran medida la traza medieval, y que aunado a la introducción del ferrocarril al interior de la ciudad, permitió la movilización rápida y masiva de los efectivos militares para combatir los movimientos revolucionarios de la época, y terminar con la resistencia civil.
Al mismo tiempo en las zonas renovadas fueron introducidos sistemas de infraestructura hidráulica y sanitaria, de acuerdo a la tendencia higienista del momento, dotando a la vez de una nueva identidad a la ciudad con la inserción de espacios verdes lineales en sus nuevas avenidas.
En esta histórica renovación urbana, es notable esa parte intangible de la ciudad, donde la visión y el deseo hacia una nueva urbanidad, pero sobre todo la gestión-función de la administración pública, fue la base y fundamento para la viabilidad económica y legal en la renovación de la ciudad tangible; donde finalmente, tras la intervención materializada, esta a su vez, transformo la dinámica de la población, generando plusvalÃas inmobiliarias que ocasionaron el desplazamiento de los sectores obreros a las periferias urbanas, siendo antecedente de lo que hoy conocemos como gentrificación.
Estos ejemplos anteriores, también fueron producto resultante de la influencia de la revolución industrial en los siglos XVIII al XIX, en que el desarrollo industrial genero un éxodo poblacional del campo a las ciudades, ocasionando hacinamiento urbano y con ello crisis en la salud publica, obligando a las sociedades de entonces, a evolucionar en la forma de construir ciudad, y establecer nuevos paradigmas en relación a la salubridad y el orden de lo público del incipiente Estado liberal.
Actualmente, con la revolución tecnológica que vivimos a partir del siglo XX, podemos transportarnos hasta ciudades influenciadas por el desarrollo de la tecnologÃa: metrópolis como San Francisco, LA, NY, Boston, Chicago, en los Estados Unidos de América; Toronto en Canadá, Londres en Inglaterra, Taipéi en Taiwán, Seúl en Corea del sur, y la Ciudad-Estado de Singapur, y otras mas, son ejemplo de comunidades altamente inter conectadas globalmente, ciudades que concentran los epicentros económicos y de investigación en el ámbito de la comunicación y lo virtual, influenciadas a su vez por ese desarrollo tecnológico que experimentan.
Esta nueva revolución cientÃfico - tecnológica que vivimos actualmente, ha permitido una velocidad sorprendente en las comunicaciones, a la vez que esta siendo la transición hacia una mayor utilización de las energÃas renovables, creando redes inteligentes que pudiesen servir al desarrollo social y sostenible, y que desatan nuevos cuestionamientos tras la crisis de salud mundial que vivimos en la actualidad con la diseminación del virus Covid-19.
Sin duda las herramientas tecnológicas nos permitirán afrontar cada vez mas rápido los problemas de salud, basados en la eficacia e inmediatez de las nuevas formas de comunicación, el conocimiento acumulado fluye cada vez mas rápido. Pero también, y opuesto a lo intangible del saber, en el mundo fÃsico en el que existimos, nos hemos convertido en rápidos y eficientes vectores en la propagación de nuevas infecciones como la que hoy nos aqueja, nos movemos cada vez mas rápido globalmente, el tiempo real es lo de hoy, el intercambio cultural y económico entre las naciones se manifiesta tanto en lo fÃsico como en lo intangible.
Esta contradicción entre la causa de lo inmediato, y el efecto en la salud publica, es un claro ejemplo que nos obliga a replantear los estilos de vida, los modos de administrar nuestros recursos, la forma de gestionar el desarrollo, de tal manera que las decisiones tomadas desde lo individual a lo colectivo, de lo civil a lo institucional, nos acerquen a formas sostenibles que permitan mejores condiciones de hábitat y desarrollo social.
No existe duda que la pandemia actual por Covid-19 esta cimbrando a la sociedad en general, visibilizando problemáticas como la desigualdad, la inequidad, la deshonestidad, la falta de capacidad de respuesta en general, tanto de instituciones publicas y privadas asà como del actuar social; sin embargo también esta siendo posible observar y dimensionar la oportunidad de crecimiento: las crisis obligan a valorar y re valorar los recursos humanos-materiales, su disponibilidad y su consumo.
Fenómenos claros se están dando, por ejemplo, desde el ámbito social podemos apreciar la contradicción resultante entre el concepto de distanciamiento social, acuñado y recomendado por instituciones de salud y gobierno, y la realidad dada : si bien el distanciamiento recomendado es el fÃsico (cuarentena y Susana Distancia), esta lejanÃa tangible obligada para todos (y poco posible para muchos), se esta traduciendo en una cercanÃa social y familiar mas estrecha, donde los canales de comunicación y solidaridad nos acercan mas como seres humanos : distanciamiento fÃsico si, distanciamiento social no.
Por otro lado y desde el ámbito económico, tenemos la oportunidad de observar el actuar en lo individual y colectivo, lo que se traduce en el (re) conocimiento de aquellos actores que lejos de solidarizarse, tendrán por eje de acción sacar el mejor partido en lo individual, seremos testigos de quien valora lo económico personal por sobre el bienestar colectivo, desaprovechando el momento que obliga a ser éticos y fraternos. Tiempos de análisis y selección responsable de aquellas empresas (proveedores y clientes) para formar cadenas de valor con alto sentido ético. El consumo justo y responsable tendrá una connotación y relación mas estrecha con la cotidianidad.
En el ámbito polÃtico, aplica este mismo (re) conocimiento para aquellos actores y dirigentes de la vida polÃtica del paÃs y de las naciones del mundo, si aprendemos de esta situación la representación y participación ciudadana sin duda evolucionará en muchas direcciones, migrando a nuevos sistemas de gobierno con responsabilidad compartida, como la Gobernanza.
Desde el enfoque medio ambiental, esta inmovilidad forzada nos da la oportunidad de (re) valorar el sentido de la movilidad y accesibilidad a los satisfactores mas cotidianos, de ponderar la cercanÃa a nuestros centros laborales, educativos y de esparcimiento, para un mejor aprovechamiento del tiempo; oportunidad de analizar la disminución en el consumo de energéticos por desplazamientos y producción con la constante emisión de gases. La vivencia de un confinamiento temporal también nos obliga a discernir sobre los residuos que generamos a diario en cantidad y calidad, a reducir, reutilizar y reciclar desde lo mas intimo del hogar. A valorar el mÃnimo recurso como el centro de una fruta manzana que regularmente despreciamos.
Los urbanistas, arquitectos, ingenieros, sociólogos, geógrafos, médicos, comunidad cientÃfica, entidades públicas, privadas, y sociedad en general, tenemos ante nosotros el reto de ser analÃticos con la situación que hoy vivimos, de ser creativos en generar respuestas efectivas que respondan a la problemática actual, de manera sistémica, holÃstica, ética y responsable; de pensar y re pensar la forma de hacer ciudad y ciudadanÃa, con la finalidad de ser resilientes en camino a la sostenibilidad del planeta y de nuestra presencia en el.
En esta crisis de salud, las preguntas surgen a cada momento en relación a la arquitectura y el urbanismo : ¿cómo serán las nuevas ciudades a partir del hoy?... ¿evolucionará la arquitectura retomando su sentido humanista sobre los fines económicos y los egos profesionales?... ¿seremos capaces de producir ciudad de una manera mas inclusiva?... ¿Reconoceremos el valor del otro?...
¿Seremos capaces de reconocernos como una pequeña e importante especie parte de un gran sistema mayor?... ¿Valoraremos la historia como fuente de conocimiento?... ¿Cambiaran radicalmente las formas del comercio y la economÃa?...
El tiempo, y nuestra velocidad de pensamiento con objetividad, nos acercarán a las respuestas necesarias para ser resilientes y sostenibles ante esta crisis de salud pública que hoy nos aqueja.
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Las ciudades son naturalmente democráticas, nacieron mÃticamente con la torre de Babel, son heterogéneas,
los habitantes conviven en la diversidad, el aire de la ciudad les hace libres y como ciudadanos aspiran a la igualdad.
Jordi Borja Sebastiá