Las ciudades utópicas y oníricas han sintetizado el imaginario de la humanidad por siglos, independientemente de la inspiración concebida, ya sea filosófica, religiosa o literaria, a partir de lo cual son descritas, dibujadas, pintadas o incluso construidas funcionalmente.
Espacios de perceptible origen onírico o alucinatorio han sido efectivamente construidos en piedra, concreto, hormigón o titanio en la realidad social de diversos lugares del mundo; entre ellos, regiones mexicanas con espacios creados a partir de colaboraciones.
Tal es el caso del Jardín Escultórico “Las Pozas” en San Luis Potosí y Ranchito Cascabel en Guanajuato, ambas propuestas con toques fantásticos capaces de dar la sensación de no ser de este mundo.
Queremos darle cabida a la contemplación de ambos espacios, presentándolos aquí descriptivamente.
El Jardín Escultórico “Las Pozas”
Las Pozas son un conjunto de estructuras arquitectónicas de concreto y rutas fantásticas que conforman un jardín escultórico atravesado por un río con cascadas y rodeado por un extenso terreno de la selva potosina. Su diseño fue concebido por Edward James y Plutarco Gastélum en Xilitla, México. Edward James, uno de los excéntricos más interesantes de la corriente surrealista del siglo XX, identificado por una fina sensibilidad, llegó a Xilitla, al final de la década de los 40. El empresario británico se vio cautivado por el paisaje mexicano, creando un fantástico hogar que incluye un espacio escultórico único en su tipo a nivel mundial. “El más loco de todos los surrealistas juntos”, según Dalí, diseñó un jardín de esculturas que desafía la etiqueta arquitectónica y nos invita a una nueva mirada que se mueve entre la realidad y el sueño, misma que solo pudo lograrse junto con su mancuerna y amigo, Plutarco Gastélum, el joven telegrafista mexicano capaz de materializar las ideas del británico.
Columnas con capiteles de flores gigantes, puertas dramáticas, pabellones con niveles indeterminados, arcos góticos y escaleras de caracol que terminan bruscamente en el aire como una invitación al horizonte. En síntesis, Edward James concibió una expresión de concreto a lo largo de la exuberante flora y fauna de Xilitla, el diseño de una posible arquitectura surrealista.
Ranchito Cascabel
Un espacio de ensueño escondido dentro de un rancho en Montecillo de la Milpa, Guanajuato; accesible únicamente para aquellos que planeen la visita con alguna de las agencias que realizan tours guiados al lugar, dado que es una propiedad privada a nombre de Tim Sullivan, una de las mentes creadoras de este orgánico y sustentable escondite, junto con Steve Kornher, quien se describe como diseñador y constructor con residencia en San Miguel de Allende, aunque de nacionalidad americana.
Ambos trabajaron desde la interdisciplina con arquitectos, ingenieros, artesanos locales y diseñadores para desarrollar desde el concepto hasta los acabados del espacio que ha sido bautizado por visitantes como Timmyland en honor a su propietario.
Interiores alucinantes, trabajo en vidrio soplado, serpientes gigantes, invitan a los visitantes a desconectarse de la realidad para integrarse en un mundo repleto de lo onírico. En resumen, Tim materializó todo un viaje al subconsciente creando toda una experiencia en una de las ciudades más reconocidas de México.
En el primer manifiesto del movimiento surrealista, André Breton define a esta corriente como: "[...] un pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral".
Esta idea sigue vigente en la actualidad en disciplinas como la arquitectura y toda la creación detrás de ambos espacios. Evidente resulta pensar que estas obras de ensueño no podrían ser replicadas en nuestro acontecer urbano, pero sin duda, las mancuernas de trabajo interdisciplinario nos presentan otra forma de mirar la realidad arquitectónica y producirla con recursos diferentes. Es a través de nuevas perspectivas que es posible imaginar innovadoras formas de vida en nuestros contextos sociales.