En la búsqueda por acercar a los protagonistas de la arquitectura contemporánea en México, charlamos con Javier Senosiain, arquitecto egresado de la Máxima Casa de Estudios de nuestro país (UNAM), donde además ejerce labores de investigación y docencia. Desde el 2006, el consejo de la Facultad de Arquitectura de dicha universidad le otorgó la Cátedra de Federico Mariscal.
Algunos de los proyectos destacados del Arq. Senosiain son la Casa Orgánica, el Nido de Quetzalcóatl, el Conjunto Satélite, la Ballena Mexicana, entre muchos más, de los cuales pueden verse algunas imágenes en la galería adjunta a esta nota.
Sus obras se caracterizan por la búsqueda de espacios curvos y la integración con materiales y elementos naturales, que las han convertido en iconos de la bioarquitectura.
A continuación, les compartimos las preguntas que conformaron nuestra charla, y que nos muestran un poco de lo que define e inspira a Javier Senosiain.
¿Cómo te definirías?
Curioso, observador, me gusta apreciar la belleza en la Naturaleza y en la arquitectura construida a través del tiempo.
¿Cómo descubriste que querías estar en el mundo de la arquitectura y diseño?
Al terminar la preparatoria no sabía qué estudiar. En un test que realicé salió que tenía vocación para ser arquitecto. En realidad, lo descubrí al terminar mi tesis: el tema fue diseñar un Centro Cultural y Deportivo. Empecé proyectando espacios ortogonales, pero me di cuenta que el deporte es muy fluido y cambié el concepto por formas curvas. A partir de esa época surgió en mí una inquietud por la búsqueda de espacios curvos, pues descubrí que son más humanos.
¿Qué significa la arquitectura para ti?
La arquitectura es la interpretación de las necesidades de los seres humanos, ya sea ambientales, físicas y psicológicas en los diferentes sitios.
¿Cuál es tu fuente de inspiración?
Creo que la mayoría de las veces la inspiración es producto del trabajo.
Como dice el dicho que le han adjudicado a diferentes personajes: “99% es transpiración y el 1% es inspiración.” Transpiración se refiere al trabajo, aunque ese 1% es muy importante. El concepto arquitectónico generalmente lo da el análisis del sitio, o sea, las condicionantes geográficas del lugar: la topografía, la orientación, las vistas, el entorno, etc.
En general la naturaleza o nuestras raíces culturales son mi fuente de inspiración. La inspiración llega en cualquier momento.
Si no fueras arquitecto, ¿qué hubieras escogido ser?
Me hubiera gustado ser escultor o arquitecto del paisaje.
¿Cuáles consideras son tus herramientas inseparables de trabajo?
La herramienta para representar el bosquejo o la imagen puede ser un lápiz, plumón o la computadora. Sin embargo, el órgano del cerebro a través de la mente es el que gesta y percibe la idea. Wright les decía a sus discípulos: “Si quieren diseñar bien no se sienten frente al restirador con el lápiz, la regla y las escuadras en la mano …”
Ahora les diría: no se sienten frente a la computadora a proyectar y les comentaría: “Yo llevo el objeto en mi mente, durante el tiempo que lo tengo está germinando”. O sea, antes de dibujar con cualquier herramienta, se debe tener la idea clara en la mente.
¿Con quién te gustaría trabajar y todavía no lo has hecho?
Durante una época se me antojó tomarme un año sabático para irme a trabajar con Zaha Hadid.
¿Cuál es el proyecto que más valoras y por qué?
La Casa Orgánica, porque desde que salí de la escuela me involucré con la arquitectura orgánica. Esta casa es fruto de una investigación de varios años que se plasmó posteriormente en el libro Bioarquitectura: en busca de un espacio.
¿Cuáles fueron los principales retos de este proyecto y como los superaste?
Nunca lo vi como un reto, fui descubriendo poco a poco las ventajas de esta arquitectura, como son: la fluidez en la representación de planos y maquetas; la continuidad en los espacios, en la estructura y en la forma viendo esta arquitectura como un todo.
¿Por qué decidiste fundar Javier Senosiain Arquitectura Orgánica?
Cuando terminé la carrera de arquitectura de la UNAM, me asocié con el Arquitecto Daniel Arredondo Bayardi. Después no pensé en fundar el despacho, las circunstancias me fueron llevando por el serpenteante mundo de la arquitectura orgánica.
¿Cuál ha sido el principal reto que ha enfrentado el despacho?
El reto ha sido romper con la arquitectura convencional ofrecer otras alternativas, así como consolidar en el despacho un equipo comprometido con la arquitectura orgánica.
¿Por qué se caracteriza Javier Senosiain Arquitectura Orgánica?
Por tratar de dar soluciones arquitectónicas al ser humano en armonía con la naturaleza.
¿Qué viene para Javier Senosiain Arquitectura Orgánica?
Seguir trabajando en el Parque Quetzalcóatl paralelamente a otros proyectos.
¿Cuál es tu consejo para la industria en este momento?
La industria debe responder al cambio climático, estar a la vanguardia proponiendo nuevos productos que sean sustentables y que durante el process de fabricación de esos productos se usen energías limpias, como las fotoceldas, calentadores solares, plantas de tratamiento, reciclado, etc.
¿Cuál consideras es el nuevo rol de la arquitectura y construcción ante los cambios debido a la pandemia?
Hace falta una transformación radical y drástica de la arquitectura y la construcción hacia un planeta más ecológico.
La relación del hombre con la naturaleza debe ser replanteada a fondo, los arquitectos constructores y urbanistas tenemos un papel muy importante.
La naturaleza y la cultura son nuestro mayor tesoro. Tan importante es proteger los sitios de belleza creados por el hombre como los creados por la naturaleza.
¿Cómo consideras que la arquitectura ayuda a tener una mejor calidad de vida?
Durante el confinamiento hemos percibido más profundamente los interiores de nuestra vivienda.
Hay que dotar de carácter humanista a los espacios habitables, algunos tan demeritados por el “confort tecnológico”.
Las condiciones de confort influyen en la salud y en el estado de ánimo de los ocupantes.
Tener un buen confort térmico: ni demasiado calor ni demasiado frio; una humedad entre 30 y 60%, buena iluminación natural, ventilación, vistas agradables. Un buen confort acústico ayuda a una mejor concentración y a la comunicación.