Rascacielos provocan olas de calor y propician la contaminación

rascacielos
24 Marzo 2023 Alicia Rivera
[Central Interactiva / Shutterstock]

Los edificios de gran altura han transformado el paisaje urbano de las grandes ciudades del mundo. La construcción de esta tipología inició a finales del siglo XIX como una solución ante la alta demanda de oficinas, pero hoy en día van en aumento, tanto por la demanda de mayor densidad como por la necesidad de proyectar una imagen global de progreso económico.

Los líderes políticos y las autoridades locales suelen apoyar la construcción de edificios altos para resaltar su imagen de potencias económicas emergentes. La construcción de rascacielos a nivel mundial ha aumentado exponencialmente. Se necesitaron aproximadamente 80 años (1930-2010) para construir los primeros 50 rascacielos en el mundo, mientras que sólo en cinco años (2010-2015) se construyeron 50 más.

Hoy día se denominan mega rascacielos o edificios súper altos (supertalls) a aquellos que sobresalen considerablemente respecto a su entorno y que ostentan las primeras posiciones en los rankings mundiales.

Impacto de la expansión de la escala vertical en nuestras ciudades

Uno de los factores modificadores del clima es el relieve de una determinada región. Aunque a primera vista no siempre nos percatamos de cómo los edificios altos reestructuran nuestra ciudad, estos contribuyen a modificar la geografía urbana y, por ende, son responsables de importantes mutaciones en la meteorología.

La presencia de un gran número de rascacielos en una ciudad contribuye a la producción de islas de calor ya que, cuando las temperaturas son altas, el calor queda atrapado entre el nivel de calle y los edificios imposibilitando el enfriamiento nocturno.

En el período cálido del año las superficies exteriores de los edificios aumentan su temperatura considerablemente debido a la radiación solar, lo que facilita la formación de una capa de aire caliente cercana a la superficie.

En días ventosos, la orientación de los rascacielos, el espacio que ocupan en la superficie urbana y la distancia entre ellos pueden producir pasillos o corrientes de viento.

En calles estrechas o cuando las edificaciones altas están muy próximas entre sí, se produce una especie de ráfaga o tubo en donde el viento circula más rápido. Este efecto se conoce como “canalización” y se refiere a una aceleración del viento creada por el aire que tiene que pasar por un espacio estrecho.

La presencia de rascacielos afecta el potencial de ventilación natural, lo que contribuye a una peor calidad del aire. Si hay más viento la calidad del aire tiende a ser mejor ya que se dispersan las partículas contaminantes, pero, en ciudades con poca ventilación natural y que además presentan gran cantidad de edificaciones en altura y calles estrechas, se produce un “efecto valle” en el que los agentes tóxicos quedan retenidos en las capas superiores.

En Hong Kong la construcción de rascacielos frente a la playa es un ejemplo de lo que se conoce como el «efecto muro» en el que los rascacielos a lo largo de la costa bloquean la entrada de la brisa marina concentrando la contaminación.

La luz del sol se ha convertido en un bien escaso en las ciudades modernas. Desde 1981 algunos urbanistas alzaban su voz en contra de los gigantes edificios que se levantaban en Madison Avenue de Nueva York. El último gran debate en la Gran Manzana lo constituyen los múltiples proyectos que pretenden construirse en los alrededores del Central Park, los cuales generarán importantes sombras en el principal espacio público de la ciudad, según refieren los detractores de estas edificaciones.

Una situación similar se ha presentado en los últimos años en la ciudad brasileña de Balneario Camboriú en la que cada día su playa más famosa queda ensombrecida después de las dos de la tarde por la cantidad de edificios que se encuentran a lo largo de su costa. Pese a que la ciudad es más pequeña que una metrópolis como Sao Paulo o Río de Janeiro, el balneário turístico alberga seis de los 10 edificios residenciales más altos de América del Sur. (1)

Ciudad de México

En la Ciudad de México, las zonas de rascacielos o edificios mayores a 120 metros de altura son sinónimo de caos vial, pero no en todas partes del mundo ocurre igual.

De los 43 edificios más altos en la capital mexicana, 16 se ubican en Santa Fe y sus alrededores. En el Paseo de la Reforma se levantan otros 13 edificios, los más altos del país y Latinoamérica.

En un contorno no mayor a un kilómetro, y con menos de 200 metros de distancia entre sí, están los tres edificios más altos: Torre Reforma (57 pisos), Torre Mayor (55 pisos) y Torre Bancomer (50 pisos).

El Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (CTBUH, por sus siglas en inglés), señala que el problema con los rascacielos de la Ciudad de México radica en que autoridades y desarrolladores no contemplaron medidas de mitigación para soportar proyectos de esa naturaleza.

En Santa Fe, no se cuenta con suficiente transporte público, ni con un plan de ordenamiento vial; autoridades y desarrolladores deberían de ser los responsables de haber creado un plan integral de movilidad.

El CTBUH es una organización internacional en el campo de edificios altos y diseño urbano, con sede en Instituto de Tecnología de Illinois de Chicago.

En Paseo de Reforma, señaló, la problemática es otra, pues ni constructores ni el Gobierno de la Ciudad de México han apostado a incentivar medios de transportes alternativos entre quienes laboran en los 13 edificios que prácticamente están alineados en la zona. (2)

REFERENCIAS

(1)    https://transecto.com/2021/07/el-boom-de-los-rascacielos-mas-alla-de-simbolos-de-poder-economico/

(2)    https://revistacitymanager.com/actualidad/rascacielos-impacto-de-altura/

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