Aunque la mayoría de los arquitectos y urbanistas buscan ser asignados a proyectos de gran envergadura, como desarrollos departamentales, culturales o incluso internacionales, hay un aspecto fundamental que muchas veces pasa desapercibido: la autoconstrucción. En México, esta práctica no solo tiene una larga tradición, sino que está profundamente arraigada en nuestra cultura y en la manera en que entendemos el hogar y el espacio.
Desde generaciones pasadas hasta la actualidad, miles de familias han optado por construir sus propios hogares, a menudo enfrentando desafíos económicos y estructurales; sin embargo, esta forma de construcción tiene una riqueza única, que involucra creatividad, resiliencia y un profundo conocimiento del entorno local. Este fenómeno merece más atención, pues refleja no solo una respuesta a las condiciones del país, sino una forma genuina de conectar con nuestras raíces y nuestra identidad.
¿Qué es la autoconstrucción?
La autoconstrucción es una forma en la que los dueños de terrenos construyen sus casas gradualmente, ajustándose según sus necesidades y los recursos que tienen disponibles, puede confundirse con la autoproducción; sin embargo, la principal diferencia es que lo segundo implica un proceso más amplio en la toma de decisiones, que va desde la gestión del suelo, la planeación y la construcción, en la que la ejecución de obra puede darse por medio de la contratación a terceros.
De acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), las obras autoproducidas representan cerca de la mitad de los ingresos del sector y casi el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional cada año (INEGI, 2020), generando una derrama económica considerable, pues en los centros urbanos casi 6 de cada 10 viviendas son autoproducidas (ENVI, 2020).
Al ser una opción asequible para gran parte de la población mexicana, es importante que cualquier proyecto esté acompañado de asesoría profesional para evitar accidentes que pongan en riesgo la integridad de las familias.
Es en este punto donde se destaca la importancia de la asistencia técnica para acompañar los procesos de autoproducción, incorporando desde las primeras decisiones de diseño hasta la calidad de las condiciones interiores de iluminación, ventilación, temperatura y humedad, entre otros aspectos.
El sistema de autoproducción tiene 7 etapas, en las cuales diferentes profesionales relacionados con el sector de la construcción pueden intervenir para lograr que estos inmuebles sean seguros para todos, sin dejar de mencionar que también es una opción para ampliar su campo laboral:
- Identificación y acceso al suelo o espacio donde se llevará a cabo el proyecto.
En esta etapa, figuras como ejidatarios, urbanistas, ingenieros civiles, geotécnicos, entre otros, pueden identificar si el suelo es un lote no edificado, lote familiar, piso superior de una vivienda existente y, lo más importante, si se puede construir sobre él. - Diseño del proyecto y planeación de la obra.
En esta etapa intervienen profesionales como asesores técnicos, arquitectos, constructores, diseñadores de interiores, entre otros, que pueden platicar con las familias para conocer cuáles son las características que buscan en sus inmuebles y en cuánto tiempo esperarían que la obra se concluya. - Planeación financiera.
Esta etapa incluye la asesoría de economistas, administradores, financieros, entre otros, para que los interesados identifiquen fuentes de financiamiento para construir, tales como programas públicos, créditos, subsidios u otro tipo de recursos no tan formales, como por ejemplo el ahorro familiar. - Gestión de trámites y permisos.
En esta etapa, consultores, gestores de proyectos y arquitectos ayudan a obtener licencias de construcción, simplifican el proceso de trámites empresariales y aseguran que el proyecto se desarrolle de acuerdo con la ley. - Selección de materiales de construcción y logística.
Durante esta etapa se realiza la investigación sobre cuáles son los mejores proveedores, casas productoras de materiales, así como transportistas, para conseguir el material adecuado para la construcción. - Ejecución de la obra.
Esta etapa incluye la construcción y la supervisión de la obra casi terminada, gracias al trabajo de albañiles, asesores técnicos, constructores e ingenieros civiles. - Uso y mantenimiento.
Esta etapa final incluye el trabajo de los diseñadores de interiores, que le dan el toque estético deseado al inmueble recién hecho, y el de plomeros, albañiles, electricistas y demás especialistas, que necesitan dejarlo listo para su uso.
La autoconstrucción es una práctica que seguirá muy presente en México debido a que la gran mayoría de los habitantes no cuenta con los recursos necesarios para adquirir un departamento o casa ya finalizado. Por lo tanto, es necesario que los especialistas relacionados con el sector de la arquitectura y la construcción volteen a ver este nicho de mercado y se conviertan en un apoyo para todas esas familias que necesitan asesoría.
Referencias
SEDATU. (2021). Autoproducción de vivienda adecuada en México. Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/724543/Ok_Autoproduccio_n_de_Vivienda_Adecuada_en_Me_xico31122021_2.pdf