Estamos cerrando un año sumamente difícil, tanto para México como para el mundo entero, pero en esta columna nos centraremos en México y en lo que nos toca como profesionales de este sector de la industria de la construcción.
Todo empezó con el anuncio de la pandemia a finales de febrero, inmediatamente después llegaron las recomendaciones y políticas de convivencia para evitar contagios y con ello, garantizar la salud y seguridad de todos.
Con el encierro (cuarentena), poco a poco la economía empezó a desacelerarse, y con el transcurrir de las semanas y meses, los sectores más vulnerables de la economía doméstica empezaron a dar muestras de incapacidad para mantenerse activos, en mayo de este año, el presidente de México decreto al sector de la construcción como una actividad esencial e indispensable para la economía nacional, esto ciertamente trajo ventajas para muchos proyectos que estaban ya en cartera y que, por su naturaleza, impactarían positivamente en la creación de empleos y en la industria que nutre a este sector y lo hace posible, también hay que decirlo, permitirían la continuación de los proyectos insignia de este gobierno, sin la crítica que ya empezaba a darse porque estas obras no se suspendían del todo, a pesar de las recomendaciones de la secretaria de salud.
Estamos hablando de la Refinería de Dos Bocas, Tabasco, el Aeropuerto de Santa Lucia en el Estado de México y el tren Maya en el sureste del país, por mencionar a los más emblemáticos, sin embargo, es importante señalar que la economía funciona bien cuando los otros sectores que la componen están a su vez funcionando correctamente o por lo menos activos y con cierto dinamismo, ofreciendo sus productos o servicios, manteniendo a su planta productiva y generando riqueza.
No todo lo que hemos estado sufriendo como economía es producto de la pandemia, tenemos que decirlo, muchas de las circunstancias adversas son producto de malas políticas implementadas por esta administración o por falta de ellas desde principios del 2019, ante las circunstancias adversas, ya sea por la pandemia o por la falta de impulso a la economía al inicio de la administración de este gobierno, lo recomendable era invertir más en proyectos micro, pequeños o medianos que surgieran de la gente, de los pueblos, de las pequeñas ciudades, esos que transforman realidades en algún rincón del país, esos que permiten o facilitan el desarrollo de las comunidades alejadas, que conectan a los pueblos con las grandes ciudades del país, esos que generan empleo y con ello abundantes beneficios sociales.
Ante esas circunstancias adversas había que cambiar de estrategia, llevar inversión y empleo a todos los rincones posibles del país, ahí en donde la gente y sus gobiernos locales y regionales tienen soluciones propias y que dignifican la vida humana, que para eso está hecha nuestra actividad profesional, nada más y nada menos.
Centrar los pocos recursos públicos en proyectos magnos, pudiera haber sido viable en otros tiempos, bajo otras circunstancias y con la expectativa de mayores recursos económicos, hoy, lo urgente y lo correcto era la inversión en la economía doméstica local, la derrama económica ordenada y bien conducida hubiese paliado los estragos de lo que padecemos hoy, sin dejar de reconocer que, de todos modos, el azote de un problema mundial como el que vivimos, no lo hubiéramos evitado solo con mejores políticas públicas, por más que hubiésemos querido, pero el objetivo ante estos dilemas, es siempre mejorar las condiciones imperantes y superar en lo posible las adversidades.
Para eso está un gobierno, esa es su responsabilidad mayor, facilitar y reconducir las acciones (políticas) para que la sociedad encuentre los cauces necesarios y se mantenga activa, viable y útil al interés general, concentrar la mayoría de los recursos públicos en contados proyectos y solo en aquellos que responden a la visión central del gobierno, está haciendo las cosas más difíciles; Esto en cuanto a recursos públicos se refiere, a aquellos proyectos que son responsabilidad de la autoridad gubernamental, al final de cuentas, el Estado mexicano en sus diferentes instancias continúa recabando ingresos (impuestos, derechos y aprovechamientos), que obligadamente tiene que invertir para beneficio de la sociedad (pueblo) a la que representa.
Pero es importante recordar que este país se ha construido con el esfuerzo de todos, de la sociedad civil, de ciudadanos emprendedores y visionarios que han arriesgado su capital (mucho o poco) para transformar y proyectar a México hacia el mundo, con proyectos pequeños y proyectos magnos, y esta capacidad se ha visto disminuida considerablemente, precisamente por la falta de certeza, estímulos y acciones que permitan visualizar una economía más activa.
Tampoco es que estemos ya en la ruina y en el colapso total, pero es el momento de recapacitar y dar un golpe de timón, si lo más importante es la gente, el pueblo de México, pues centremos esfuerzos en ello, aun y ante la adversidad de la cual nosotros no podemos ser ajenos, nuestro sector es determinante, no solo en la activación económica, lo es también presentando soluciones viables a demandas añejas, a las esperanzas de la gente y a una vida digna, cuando la gente cuenta con los recursos necesarios para dotar a sus familias de lo indispensable y un poco más allá, los proyectos surgen y nuestra actividad se vuelve posible, entran en acción los proyectos arquitectónicos e ingenieriles que resuelven necesidades, esto se multiplica a la “n” potencia.
Lo contrario es lo que estamos viviendo, falta de crecimiento, indicadores negativos de la economía, como el del Producto Interno Bruto, etc. Una concepción errónea del funcionamiento de la economía nacional por parte del ejecutivo federal trae consecuencias negativas a todos los sectores de la sociedad. Solo los grandes capitales se mantienen vigentes y activos ante estas circunstancias, pero la economía micro, pequeña y mediana se tambalea, sin ella, sin su vigor y dinamismo, la economía nacional se desacelera rápidamente y a la vuelta de la esquina puede colapsar.
Si queremos un sector (construcción) activo, boyante y generando riqueza, es necesario, sino es que urgente, que los otros sectores de la economía estén por lo menos, activos y funcionando. La contribución de todas las partes hace funcionar correctamente a la maquinaria de la economía nacional. Esa es la apuesta.
¿Ustedes que opinan?
Arq. Víctor Manuel Martínez Puente / Maestro en administración de la Construcción