Conoce algunos de los sistemas en el mercado que pueden ayudar a detectarlas y corregirlas
Invaluable, más aún que el cúmulo de los minerales preciosos es el agua. Es, sin duda, el oro líquido que escapa por las tuberías. Sin embargo, tan sólo en la Ciudad de México, cerca del 40% del suministro del preciado líquido escurre por las tuberías.
En un ambiente en que el agua escasea en algunos puntos del país, las fugas se han convertido en el enemigo a vencer. Autoridades de los tres niveles de Gobierno y expertos de distintas ramas del conocimiento, sabedores del problema, buscan alternativas.
A finales del año 2021, México enfrentó una de las sequías más severas en décadas y más de 50 millones de personas enfrentaron algún tipo de carencia hídrica.
A través de los años, especialistas han advertido sobre esta problemática. En 2018, en el Valle de México alertaron por la pérdida del 35% del agua disponible a causa de fugas. En ello recae la importancia de identificarlas a tiempo.
Las fugas también pueden perjudicar la estructura de las construcciones en las que están presentes y propiciar derrumbes o afecciones estructurales que representan grandes pérdidas económicas.
La manera tradicional de encontrar una fuga de agua era mediante la apertura de zanjas. Sin embargo, gracias a la tecnología, actualmente es posible detectar fugas mediante varios métodos que ofrecen no solo acortar el tiempo, sino una mayor eficacia.
Uno de estos métodos es el geófono, un sistema de detección de fugas que ha mostrado eficacia y que reduce el tiempo empleado en esta labor. Este aparato emite ondas de sonido en las áreas de suelo o tierra que se quiere analizar, con lo que se logran captar las vibraciones que emite la presión del agua al salir por la tubería afectada.
Ello se traduce en un registro de movimiento que se transmite a una unidad central. No importa el material del que esté hecha la tubería, ya que solo se centra en el sonido del agua.
Otro instrumento utilizado es la cámara termográfica. Este sistema puede ayudar a localizar una fuga con gran exactitud. Funciona captando la temperatura a través de las paredes como si se tratara de una radiografía.
El punto donde se localiza una fuga de agua caliente produce una temperatura mayor que el resto de los puntos analizados, por lo que se pinta de un color más rojizo que el resto del gráfico, mientras que el punto donde se localiza una fuga de agua fría, se mostrará con una temperatura menor al resto y, por lo tanto, con un tono azul.
El gas trazador se considera una opción para la detección de fugas complejas, tanto en redes de abastecimiento como domésticas. La complejidad recae en que a veces, al ser tan pequeñas, los sistemas que funcionan mediante sensores no las detectan con mucha precisión.
Para este método se utiliza una mezcla de 5% de hidrógeno y 95% de nitrógeno que se hace fluir por las tuberías. Al llegar al sitio dañado, sale por la superficie sobrepasando el suelo y es entonces cuando es detectado. Así se sabe que ahí está la fuga.
La alta velocidad molecular del hidrógeno y su baja viscosidad permiten que pueda fluir a través de todo tipo de materiales hacia la superficie. La ventaja es que no es tóxico, por lo que se puede usar en tuberías destinadas al consumo humano y no existe la posibilidad de un falso positivo, ya que no es un gas que se encuentre en el ambiente.
Por último, podemos mencionar los contadores de agua, útiles para saber si se tiene una fuga en el hogar. Estos son dispositivos que tienen la capacidad de llevar un control exhaustivo del consumo exacto de agua en una vivienda. Si el sistema detecta un consumo que aumenta considerablemente advertirá de una anomalía.
Estos aparatos también se han revolucionado. Actualmente, contadores como el flowIQ®2200, incluyen detección acústica de fugas mediante detectores de patrones de ruido y cambios de sonido. Tienen la capacidad de detectar hasta los consumos mínimos y su margen de error es bajo. Además, promete conservar la misma precisión durante toda su vida útil, que alcanza los dieciséis años.