El gobierno determinará cuáles son los proyectos prioritarios, pero es urgente que se abran las licitaciones para reactivar a la industria de la construcción.
Después de la pandemia de COVID-19, el gobierno deberá establecer nuevas prioridades en materia de obra pública, para atender las necesidades de la población, pero también para reactivar a la industria de la construcción.
“El COVID-19 nos va a orientar hacia un lado diferente, es la realidad. No era lo que tenías planeado, pero ahora vas a tener que usar los recursos para proyectos diferentes a los que tenías planeado.
“En términos generales tiene que conocer los recursos financieros que tiene y enfocarlos a las necesidades; en primer lugar, a la parte social, luego a la parte de salud y la de comunicaciones”, explica Benjamín Mondragón, Director Financiero de Sacyr Ingeniería e Infraestructuras en México.
La industria de la construcción confía en que el gobierno licite los siguientes paquetes de obra pública, entre los que se espera la construcción de hospitales del IMSS y del ISSSTE, además de las licitaciones para participar en las obras del Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas.
Con esto, confían en que la industria se reactive, luego de un mal año. Alejandro Ruiz, socio líder de la Industria de la Construcción de KPMG, explica que en el último año la industria registró una caída de 8%, algo que no se veía desde 2009, durante la crisis económica.
Para septiembre del año pasado, los constructores esperaban una reactivación total, pero esto solo ocurrió en algunos sectores, como la licitación en algunas carreteras del sur.
“En enero registrábamos un crecimiento de -0.9% y ya se comenzaba a recuperar la industria. Con la situación epidemiológica, mucha de la obra pública que ya estaba en marcha no se ha disminuido, sobre todo las de energía y petróleo”, explica Alejandro Ruiz.
Sin embargo, todavía se esperaban otros paquetes de licitaciones en el primer trimestre, como los MRO de las carreteras del noreste y sureste del país.
Ahora, dicen los especialistas, habrá que esperar a que concluya la cuarentena para que el gobierno defina cuáles serán las obras prioritarias a las que se les van a destinar los recursos.
“En todos los países, el desarrollo de obra pública genera mucho valor y genera una cantidad adicional de trabajos directos e indirectos porque es una cadena muy fuerte. Las actividades de la construcción de obra pública potencializan muchísimas más industrias”, asegura Benjamín Mondragón.
Datos de KPMG señalan que la obra pública puede ser un detonador económica de entre 10% y 14?l PIB, dependiendo de la intensidad de la inversión y el tamaño de los proyectos. Pero no hay duda de que son una fuente de empleos y activan otras industrias.
Los miembros de esta industria confían en que la obra pública arrancará de inmediato, se enfoquen los recursos en los proyectos más necesarios y se abran oportunidades para todas las empresas, dada la diversidad de proyectos y la versatilidad de algunas compañías para poder participar en proyectos distintos, lo mismo carreteras que hospitales o refinerías.
“Evidentemente no hay dinero que alcance ni obras que alcancen, pero son otras muchas cosas que se deben activar y en las que el gobierno no participa, pero que las activa de una u otra forma”, puntualiza Mondragón.