El mundo se enfrenta de nuevo a una variante del SARS-CoV-2 que, por su número de mutaciones, ha resultado mucho más contagiosa que las anteriores, lo cual ha implicado que en muchos países, incluido México, el número de casos positivos ha registrado un crecimiento exponencial.
Si bien los especialistas y la Organización Mundial de la Salud han mencionado que Ómicron produce una enfermedad más leve, de cualquier manera el alto número de contagios ha provocado afectaciones por falta de personal, pues no solo se ausentan los contagiados, sino en muchos casos (deseablemente), también aquellos que tuvieron contacto directo y cercano con la persona infectada, por lo que no debe considerarse como una pandemia de “catarros”.
Por alto número de contagios nos referimos a que en los últimos días a nivel mundial se han registrado más de 2 millones de contagios diarios, pues en pocas semanas Ómicron se convirtió en la variante dominante en el mundo. En Sudáfrica, el país donde parece que se originó esta variante, los contagios han mostrado un descenso después de casi 40 días, pero esa tendencia aún no se observa en los países de Europa afectados también. De acuerdo con especialistas, si esa tendencia se replicara en México, probablemente podríamos ver un descenso en el número de casos confirmados hacia mediados de febrero, pero no hay certeza de que ese vaya a ser el comportamiento.
Países como China, con su política de “Cero-COVID” han decretado confinamientos en algunas regiones, y aunque no se vislumbra que en los países occidentales se decreten cierres generalizados, sí es muy probable que se empiecen a ver restricciones. En México, algunos estados han cambiado el color del semáforo y restringido algunas actividades, como el regreso a clases presenciales.
Además de las afectaciones que pueden generarse en las cadenas de suministros y en sectores como el turismo y el transporte, la nueva variante aporta un componente importante de incertidumbre y riesgos, los cuales podrían ser perjudiciales para economías que apenas se están recuperando de los impactos de la pandemia del 2020. La OCDE ha señalado que algunas de las preocupaciones en algunas economías del mundo (no solo la mexicana) son altos niveles de inflación, cuellos de botella en las cadenas de suministro e incrementos en las tasas de interés.
Parte de las preocupaciones se deben a que esta variante, además de su alta transmisibilidad, ha mostrado su capacidad de evadir las defensas generadas por personas vacunadas, no obstante, la OMS reconoce que es muy probable que sea gracias a la vacunación que los casos producidos por esta variante no sean tan severos. En opinión de Abdi Mahamud, Incident Manager de la OMS, cada vez hay más evidencias de que las vacunas ofrecen protección, y el reto en ese sentido es la vacunación, no las vacunas, pues debe alcanzarse a la población vulnerable y llegar a cada vez más personas.
En el caso particular del sector de la construcción, podríamos ver disminuciones temporales de la fuerza laboral, escasez de algunos materiales y nuevos aumentos en los costos de materiales. En el Reino Unido, el surgimiento de esta variante representó una disminución del ritmo al que la construcción venía creciendo en los últimos meses, aunque esto apunta a ser una situación temporal. En otros países, como India, se afirma que el sector inmobiliario no ha tenido impactos por esta variante.
¿Qué hacer? Aunque el panorama de casos que requieren hospitalización parece ser menor en primera instancia, es importante no menospreciar a esta variante e insistir en la importancia de la vacunación, la aplicación de dosis de refuerzo y en la realización de pruebas rápidas que permitan hacer detecciones tempranas y reducir así las afectaciones a mayor escala. Estas estrategias, en conjunto con el uso de cubrebocas en espacios al interior o al estar al exterior (o espacios bien ventilados) pero en contacto con otras personas, son la mejor prevención para evitar impactos más graves.