Un vehículo eléctrico logra hasta 268 gramos de CO2 por kilómetro menos que un auto de combustión interna.
Desde que se fabrica hasta que se desecha, un automóvil eléctrico produce menos bióxido de carbono que los vehículos de combustión interna, y más aún si consume energía de fuentes renovables como eólica o solar; sin embargo, se requieren mecanismos para incentivar la movilidad eléctrica.
Francisco María Cabeza Santillana, especialista en movilidad eléctrica, comenta que además los coches eléctricos no tienen un escape, por lo que no despiden emisiones al medioambiente mientras están detenidos por el tránsito ni en movimiento.
De acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), un coche de gasolina, que tiene una autonomía de nueve kilómetros por litro, contamina 351 gramos de bióxido de carbono por kilómetro. Uno de 13 kilómetros por litro contamina 248 gramos por kilómetro. Un carro eléctrico con energía creada con carbón contaminaría 218 gramos por kilómetro.
En el caso de un vehículo eléctrico con la generación de energía de la CFE son 143 gramos por kilómetro; y en un coche que se carga con el Sol, son 83 gramos por kilómetro, aunque es necesario precisar que estos 83 gramos contemplan la manufactura del vehículo y de los paneles, expresa Francisco Cabeza.
Según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), en el país se vendieron 165 automóviles eléctricos y 12,408 unidades híbridas y eléctricas en total, de enero a julio del 2019, cifra que representa 33.1% más que en 2018.
Aunque paulatinamente van ganando terreno las ventas y se está generando la infraestructura para recarga de estas unidades, Cabeza expone: “Debería haber un porcentaje de cargadores eléctricos obligatorio en cualquier lugar que sea un hub, y así como tenemos un porcentaje de cajones para personas con alguna disfunción, tendría que haber un porcentaje obligatorio para vehículos eléctricos”.
El experto añadió que esos estándares se incrementarían conforme aumente el volumen de autos bajo esta modalidad, como una forma de fomentar la movilidad eléctrica, sin que tenga un costo para el gobierno.
DESARROLLO EN MÉXICO
Actualmente, en México hay 2,300 cargadores ubicados en zonas comerciales, hoteles, hospitales y universidades, y están empezando a instalarlos en carreteras, como los corredores eléctricos de Tesla, BMW y de Nissan. Pero todas las empresas automotrices serán eléctricas dentro de unos años, por lo que vale la pena que el país se prepare para contar con la infraestructura y capacidad eléctrica.
También el usuario deberá considerar que tener un auto eléctrico es como un celular que lo puede cargar en su casa.
“Un punto interesante es que debería haber una norma en cuanto al tipo de conector, porque si no se normaliza podría haber hasta cuatro o cinco formatos diferentes y se volvería muy compleja la movilidad eléctrica en el país, en cuanto a carga pública”, advierte.
Por otra parte, indica que tal vez se podría considerar el modelo de China, donde se han puesto restricciones a los vehículos de combustión interna; entonces, al cobrar impuestos a la contaminación, no al vehículo, quien contamine más, pagaría más y esa cantidad se podría ir a incentivos que ayuden a adoptar los vehículos eléctricos.
La creatividad y la tecnología pueden darse la mano para aprovechar al máximo esta modalidad de transporte.