Aunque algunos aditivos se inventaron desde hace 30 años, todavía no son tan usuales en las obras de infraestructura.
La resistencia, durabilidad son dos atributos del concreto que mejoran gracias a la implementación de aditivos, y, los más innovadores son los que permiten la auto reparación.
“Sin duda, la tecnología más moderna es la de auto reparación de grietas no estructurales, la cual permite a través de una reacción química con los componentes de hidratación del cemento generar compuestos resistentes que pueden ir obturando algunos aditamentos, tractos capilares y porosidades en presencia de agua”, destaca Alma Reyes, presidente de la Sección Centro y Sur de México de American Concrete Institute (ACI).
Esta reacción evita que haya contacto con sustancias que puedan estar transportadas a través de agua o de gas dentro del concreto, lo cual le genera una mejora en la durabilidad y obviamente, esto trae como consecuencia que las estructuras de concreto sufran reparaciones menos severas y que sea larga su vida útil, menciona.
Los aditivos que generan una baja permeabilidad alargan la vida útil de las estructuras y se consideran comúnmente como impermeabilizantes, pero afirma que en realidad en el mercado hubo una denominación equivocada sobre los impermeabilizantes integrales.
“Las tecnologías de aditivos producen una reacción química que realmente modifica la microestructura interna del concreto y se les conoce como aditivos de cristalización cementicia, que pueden resistir a la presión del agua, entonces son ideales para muchos tipos de estructuras, desde todo lo que es subterráneo hasta todo lo que tenga que ver con contención de sustancias o de líquidos como pueden ser albercas, tanques, plantas de tratamiento, túneles, canales”, expone.
Aunque ya hay más conocimientos sobre el uso de aditivos, hoy en día, todavía no se utilizan en todas las obras de infraestructura de manera generalizada.
Alma Reyes, quien tiene Maestría en Ciencias Aplicadas de Ingeniería Civil, expone que el uso de aditivos en las obras de infraestructura todavía no llega a tener una madurez. Hay muchos tipos de aditivos que ya son considerados básicos como los superplastificantes y los fluidizantes, que mejoran resistencias mecánicas y, en algunos casos, la resistencia a la compresión, pero aún no se utilizan comúnmente.
Estos tipos de aditivos ya tienen más de 30 años o 40 años en el mercado y han evolucionado a través del tiempo.
Sin embargo, hubo un caso particular. En lo que sería el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México se aceptaron especificaciones de concretos con aditivos y tecnologías más especializadas porque las condiciones del suelo del ex Lago de Texcoco tienen muchos retos y era necesario generar un concreto más durable, pero en general, en nuestro país, todavía estos aditivos no se utilizan frecuentemente, expone.
“Hay otras tecnologías que no necesariamente son aditivos, pero también son muy importantes como lo son las macrofibras estructurales, sobre todo, materiales un poco más modernos como pueden ser los sintéticos que tampoco se han utilizado de una forma tan común; sin embargo han ingresado en el mercado con fuerza dentro de lo que son los materiales especiales para concreto”, asegura Alma Reyes.
Ante este panorama, los principales retos para implementar este tipo de productos en la industria de la construcción son la formación educativa y la aplicación.
“Yo creo que uno de los principales desafíos ya no es el desconocimiento. Antes se podría decir que faltaba información sobre las tecnologías para que pudieran ser utilizadas, pero ahora más bien es el deseo de implementarlas, obviamente, esto debe ir de la mano del ingeniero estructurista, del diseñador y de los arquitectos, quienes conciben los proyectos sobre todo en las obras nuevas, y digamos que faltaría un poco impulsar en ese nivel el uso de los sistemas modernos de concreto”, explica.
Por último, agrega que otro reto se enfoca en la educación en las carreras de arquitectura e ingeniería civil, donde sí es muy básica la información sobre el concreto, sólo hay pocas universidades en las que aportan datos adicionales sobre las nuevas tecnologías de concreto.
